lunes, 1 de agosto de 2011

Piscina

"¿Güeno?", se oye la voz de la sirvienta.

"Hola", dice José Antonio, "está la señora cerca del teléfono?"

"No, 'tá ya arriba, en el cuarto, con un siñor".

Tras una breve pausa, José Antonio le reclama:

"¡Pero si yo soy el marido!"

"¡Ah, yo no sé!"

"De acuerdo, entonces esto es lo que quiero que hagas: deja el teléfono,
corre escaleras arriba y llama a la puerta del dormitorio; grítales que
su marido acaba de llegar en el carro a la puerta de la casa".

"Güeno, siñor ¿y si se pone brava la señora?"

"¡Pues no me importa, y hazlo!"

Unos minutos más tarde, la muchacha vuelve al teléfono.

"Ya hice lo que me dijo".

"¿Y qué pasó?"

"Güeno, la señora saltó de la cama, sin ropa, corrió al baño, se resbaló
y se desnucó... ¡y pos se mató!"

"¡Oh, Dios mío! ¿Y qué ha pasado con el señor?"

"Él también se levantó de la cama sin ropa. Tenía ! mucho miedo y saltó
por la ventana de atrás a la piscina, pero se le olvidó que la semana
pasada la vaciaron pa' limpiarla, así que también se mató".

Hay una pausa larga, y entonces José Antonio inquiere:

"¿Piscina? ¡¿Pues adónde hablo?!"

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