a volar demasiado alto y empezó a sentir frío. Antes de que pudiera
encontrar una corriente de aire más caliente, comenzó a nevar y el
pájaro se congeló y cayó al suelo. En el colmo de la mala suerte, llegó
una vaca y cagó sobre él.
Como el estiércol estaba tibio, el pájarito comenzó a descongelarse y,
sintiéndose otra vez bien, empezó a cantar.
Un gato que andaba cerca escuchó el ruido y se preguntó que sucedía; así
que se acercó al montón de estiércol y comenzó a remover. Pronto
encontró al pajarito y se lo comió de un bocado.
Esta historia tiene tres moralejas: Primera, no todos los que se cagan
encima de ti son tus enemigos. Dos, no todos los que te sacan del
estiércol son tus amigos. Y tres, cuando te sientas tibio y feliz, y te
parezca que la suerte te sonríe, debes mantener tu boca bien cerrada!
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