miércoles, 15 de diciembre de 2010

Abuelos y Nietos





 1. La abuela se maquillaba en el baño bajo la mirada escrutadora de la pequeña nieta, como siempre hacía. Después de aplicarse su lápiz labial y disponerse a salir, la pequeña le dijo: “Pero abuela, ¡Olvidaste darle el beso de despedida a la servilleta!”  Seguramente la abuela nunca más se pintará la boca sin darle ‘el beso de despedida’ a la servilleta…

 2. Mi nieto me llamó el otro día a desearme un feliz cumpleaños. Me preguntó qué edad tenía y le dije que había cumplido 62 años. Mi nieto se quedó pensativo por un rato y entonces me preguntó ¿Tu comenzaste desde 1?
 3. Después de acostar a sus nietos, una abuela se puso su vieja dormilona y las chancletas y se dispuso a lavarse el pelo. En la medida de que escuchaba el bochinche que armaban los muchachos, se le acabó la paciencia. Se enrolló una toalla en la cabeza y entró como una tromba en la habitación y volvió a acostar a los niños con un regaño. Tan pronto dejó la habitación, oyó al más chico de todos decir con una voz temblorosa: ¿Quién era esa?
  
4. Una abuela le contaba a su pequeña nieta cómo fue su niñez: “Nosotros patinábamos con una pequeña tabla en un pozo y además teníamos un columpio hecho con una tripa de caucho colgando de un árbol frente a la casa. Paseábamos en un burrito y bajábamos mangos y mamones de las matas” La niña se quedó boquiabierta oyéndome. Finalmente dijo: “Yo debí haberte conocido mucho antes”
 5. Mi nieto nos visitaba un día y de repente me dijo: “Abuela, tu sabes en que se parecen tu y Dios?  Y yo, muy oronda, le pregunté: “No, ¿en qué?” y me soltó: “Ambos son viejos”.

6. Una niñita estaba afanada tecleando con el procesador de palabras del abuelo y le dijo que estaba escribiendo un cuento. “¿De qué se trata?”, le preguntó el viejo. “No se,” contestó ella, “yo no se leer”.

7. No sabía si mi nieta ya había aprendido a reconocer los colores, por lo que decidí comprobarlo. Entonces le iba señalando cosas y le preguntaba de qué color eran. Así durante un rato, siempre contestando correctamente. Hasta que yendo hacia la puerta, me soltó: “Abuela, yo creo que tu puedes reconocer esos colores por ti misma”.

8. Cuando mi nieto me preguntó qué tan viejo era yo, bromeando, le dije que no estaba muy seguro. “Mira la etiqueta de tus interiores, abuelo, en el mío dice de 4 a 6 años”.

10. Le preguntaron a un pequeño de 6 años dónde vivía su abuela y el contestó: “Ah, ella vive en el aeropuerto, porque cuando la queremos ver vamos a buscarla allá. Luego, después que nos visita, la llevamos de nuevo al aeropuerto”.

11. “¡Mi abuelo es el más inteligente de todos! Me enseña muchas cosas buenas, pero no lo veo con la suficiente frecuencia para hacerme tan inteligente como él”. 

lunes, 13 de diciembre de 2010

Loritas Prostitutas

Llega una señora a conversar con el cura párroco:
-'Padre, tengo un problema!'
-'Dime, ¿Cuál es tu problema, hija?'
-'Fíjese padre que tengo dos loritas, bonitas, pero lo único que saben
decir es:
-'Hola somos prostitutas, ¿Quieres divertirte un rato?'

Le contesta el cura:
-'Eso está muy mal hija, pero le propongo algo.
Yo tengo un par de pericos a los que he enseñado a rezar;
Tráigame sus loritas, las ponemos en la misma jaula con mis pericos y ellos
les enseñarán bien, y así se les quitará lo mal habladas.'
La señora, encantada con la idea, le lleva las loritas al día siguiente.

Al llegar con las loritas ve que los pericos del Padre están en su jaula
concentrados rezando el rosario.
Meten a las loritas a la jaula y fieles a su costumbre estas dicen:
-'Hola somos prostitutas. ¿Quieres divertirte un rato?
Y uno de los pericos contesta:
-'Hermanos, guarden los rosarios y cierren los libros... nuestras oraciones
han sido escuchadas:
¡LLEGARON LAS PUTAS!

Padre sustituto



EL FOTOGRAFO


Una pareja llevaba años de matrimonio y no lograba tener familia.

Vieron a un especialista muy renombrado quien, tras varios estudios, les dijo que la solución era buscar a un padre sustituto.


La señora preguntó:


- ¿Qué es un padre sustituto?


- Es un hombre seleccionado con mucho cuidado, que hace las funciones del esposo, para que la mujer quede embarazada.


La señora vaciló, pero su marido le dijo al doctor que no tenía inconveniente, con tal de realizar su ilusión de ser padres.


Días después contrataron a un joven para que, cuando él no esté, vaya a cumplir su tarea.


Sin embargo, un fotógrafo de niños había sido llamado a la casa vecina para retratar al bebé.

El hombre se equivocó y llegó a casa de la señora.


- Buenos días señora, vengo por lo del niño.


- Sí, pase usted. ¿Quiere tomar algo?


- No, muchas gracias. El alcohol no es bueno para mi trabajo. Además, quiero comenzar cuanto antes.


- Muy bien, ¿pasamos a la habitación?


- Puede ser allí, aunque me gustaría más aquí en la sala; digamos que dos en la alfombra, dos en el sofá y también en el jardín.


- ¿Pues cuántos van a ser? - se alarmó la señora.


- Mas o menos cinco, pero si usted acepta pueden ser más. -dijo, mientras sacaba un álbum-.


- Quiero que vea algo de lo que he hecho, tengo una técnica que le gusta mucho a mis clientas. Por ejemplo: mire este niño qué bonito; lo hice en un parque público, a plena luz del día; se juntó la gente para verme y hasta me ayudaron dos amigos, porque la señora era muy exigente: con nada le daba gusto. Para colmo, esa vez tuve que suspender el trabajo porque llegó una ardilla y comenzó a mordisquearme el equipo.


La señora estaba estupefacta. Escuchaba todo esto mientras el fotógrafo continuaba:


- Ahora, vea estos mellizos. En esa ocasión sí que me lucí. La mamá se portó estupendamente y todo lo hice en menos de cinco minutos: llegué y ¡paf, paf!, solo dos disparos y mire que bien me salieron los gemelitos.


La señora estaba cada vez más asustada, oyendo al fotógrafo que continuaba:


- Con este niño batallé más. La mamá era muy nerviosa. Yo le dije: 'Señora, usted vuélvase para el otro lado y no mire, y deje que yo haga todo' .. Ella se volteó y ya pude hacerlo.


La señora estaba a punto del desmayo..


El fotógrafo guardó su álbum y le dijo:


- ¿Quiere comenzar?


- Cuando usted diga -contestó ella-.


- Está bien; voy por el trípode.


- ¿Trípode? -dijo, temblando, la señora-.


- Sí - dijo el fotógrafo - mi aparato es muy grande. Necesito el trípode para apoyarlo porque ni con las dos manos puedo sostenerlo bien y.... ¡Señora. ....¡Señora... Señoooraaa!, para donde va...no corra y ................el niño...?????.