Un tipo se sube al tren nocturno que va a la ciudad de Chillán, en Chile. Antes de iniciar el viaje se dirige al conductor y le solicita que lo despierte en dicha estación, advirtiéndole, eso sí, que después de dormir se ponía bastante porfiado y seguramente se iba a oponer a que lo bajaran, pero que contaban con su autorización para ponerse enérgicos y obligarlo a descender.
Cuando ya se hubo retirado el conductor, el viajero se percató que a su lado se había sentado una señora con dos niños, lo que le impediría dormir, así que se cambió de asiento. Pasaron las horas y ya de mañana constata que se encontraba en Puerto Montt, una ciudad distante casi 200 kilómetros de Chillán. Indignado, se dirige al conductor y le espeta:
"¡Imbécil, no te dije que me despertaras en Chillán! ¡¿No recuerdas que te dije que era porfiado y que tenías que despertarme en esa ciudad?!"
"¡Qué vas a ser porfiado tú! ¡El que bajamos en Chillán... Ese sí que era porfiado!", responde conductor.
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