domingo, 31 de julio de 2011

Las Burlas Del Pueblo

Una pareja de recién casados tras haber hecho el amor el día anterior,
la mujer le dice al marido:
"Pepe, yo estoy embarazada".
"¿Cómo vas a estar embarazada, María?"
"Que sí, Pepe, que se me ha hinchado la barriga de una forma que no es
normal y muy rápido; eso sólo puede ser un embarazo".
"Bueno, vamos al médico".
Y Pepe y María van al médico, y tras hacerle las pruebas a María les
comenta:
"Pues usted no está embarazada, lo único que tiene es aire en la
barriga. No sé cómo se le ha metido pero tiene aire".
Al mes, Pepe y María vuelven a hacer el amor y al día siguiente otra vez
se le hincha la barriga y creyéndose embarazada van otra vez al médico;
éste les vuelve a decir:
"No está embarazada, es sólo aire".
Al mes, otra vez lo mismo:
"Es sólo aire. No sé como lo haces, Pepe, pero le metes aire en la
barriga al hacerle el amor".
En eso, que ! se entera todo el pueblo de lo que le pasaba a Pepe, y
cuando éste andaba por la calle le decían:
"Hola, ventoso". "Adiós, ventoso". "¿Qué te cuentas ventoso?" "Mira por
ahí va el ventoso".
Después de un mes aguantando esto, Pepe va por la calle y cuando se lo
vuelven a decir, contesta pegando voces para que se enterara todo el pueblo:
"Mira, me voy a comprar una pistola y al próximo que me diga ventoso le
pego dos tiros".
Dicho y hecho, Pepe se compró la pistola y eso llegó a los oídos del
párroco del pueblo, quien lo llamó para que fuera a hablar con él.
Cuando Pepe va a la iglesia, el cura le amonesta:
"Pepe, ¿es verdad lo que me han comentado: que le vas a pegar dos tiros
al próximo que te diga ventoso?"
"Sí, padre, ya me he comprado la pistola; es más, la llevo en el bolsillo".
Al escuchar eso, el párroco trató de convencer a Pepe para que no lo
hiciera; tras dos horas de conversación Pepe le ! dijo:
"Bueno, está bien, padre, cuando me vuelvan a! decir ventoso me
aguantaré y no le pegaré dos tiros".
Tras hacerle prometerlo, se despide de Pepe.
Pero, instantes después de que Pepe se fuera de la iglesia escucha dos
tiros.
El religioso sale corriendo a la puerta de la iglesia gritando:
"¡Hay que ver Pepe lo que ha hecho!
¡Y me acababa de prometer que no le iba a pegar dos tiros a nadie,
aunque le dijeran ventoso!"
Afuera de la iglesia se observa a un ciclista con dos balazos en el
cuerpo y su bicicleta tirada en el suelo.
"¡Pepe, qué has hecho, no me acababas de prometer que aunque te dijeran
ventoso no le ibas a pegar dos tiros a nadie!"
"Mire, padre, que me digan ventoso, vale. Pero que me pidan la pija para
inflar la rueda de la bicicleta, no".

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