"Debo ir a un lugar donde haya bastante gente para vender mucho".
Así, recorre las calles hasta que ve mucha gente reunida en la iglesia
porque era domingo.
"Aquí es donde voy a vender".
Entra y comienza a gritar:
"¡Huevos, lleve sus huevos, baratos!"
Y toda la gente comienza a reclamar:
"¡Niño, por favor, cállate!"
Hasta que lo escucha el cura y ordena:
"¡Saquen a ese niño de los huevos!"
"¡No, padre, mejor de la orejita!", suplica Pepito.
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