del banco, se dan cuenta que olvidaron sus mascaras; así que uno le
dice al otro:
"Juan, ¿ahora qué haremos?
"Mira Javier, yo tengo aquí un par de condones, ¿qué tal si los usamos?"
Javier aceptó y, sin pensarlo dos veces, ambos se colocaron los
preservativos en la cabeza y entraron a asaltar el banco...
Al día siguiente, el titular del diario local decía:
DOS CARA DE VERGAS ATRACARON EL BANCO
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