jueves, 28 de julio de 2011

Medicos versus pacientes

Un tipo llega con el médico y, con una voz gangosa, le dice:

"Doctor, fíjese que tengo la voz gangosa desde que era adolescente, y
la verdad es que no me gusta. Quisiera saber si usted me la puede
corregir.

"Permítame examinarlo. Abra la boca y diga: a".

El tipo hace lo que el doctor le pide. Cuando éste lo examina, ve que
las cuerdas vocales están muy tensas, como si el tipo estuviera
cargando algo muy pesado. Enseguida le dice:

"Desvístase, voy a continuar examinándolo".

El tipo se desviste, y lo primero que el galeno le ve es una enorme
pinga, como de tres cuartas de largo y con un grosor de cuatro pulgadas.

"¡Ah! Ya sé que es lo que le ha fregado la voz: es esa verga tan
grande que tiene usted; y como le pesa tanto, el esfuerzo no lo deja
producir una voz modulada. La única forma de componerle la voz es
recortándosela. ¿Qué dice, se lo hago?"

"¡Claro, doctor, si no hay otra forma! Pero déjeme al! go para
consolar a mi mujer", demanda el tipo.

Dicho y hecho, el facultativo lo opera y le recorta dos cuartas de
falo y, ciertamente, la voz del sujeto se aclara y suena modulada,
como si fuera animador de TV. Al llegar a su casa, la mujer del
personaje está extrañada con la voz tan agradable que tiene su esposo,
y le pregunta qué hizo para lograr esa voz. Éste le cuenta que lo
operaron, que le quitaron dos cuartas de príapo y que con eso se le ha
mejorado la voz. La señora se pone histérica y le obliga a que regrese
con el médico y que nuevamente le injerte las dos cuartas que le
recortaron.

El tipo regresa a donde el médico y le advierte que necesita que le
vuelva a injertar la parte que le recortó. El doctor, con una voz
gangosa, le reprocha:

"¡Mire, jovencito, todo lo que se deja olvidado acá en la clínica, ya
no se devuelve!"

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