martes, 26 de julio de 2011

El misionero y el leon

Un misionero, de servicio por el África, iba ensimismado en sus rezos
y oraciones, cuando, súbitamente, se le aparece un león tan grande
como un toro abriendo su enorme hocico lleno de colmillos que parecía
una cueva; el evangelizador, viéndose perdido, junta las manos y reza
al Altísimo:

"¡Sr. Dios y su hijo Jesucristo, haced que este león se haga cristiano!"

Súbitamente, el león se detiene y, haciendo un esfuerzo sobrenatural,
logra doblar las patas traseras para ponerse de rodillas en el suelo;
entonces, levantando su enorme cuerpo hacia arriba, junta las dos
patas delanteras y con una voz todo gruñidos pide:

"Señor, bendice estos alimentos que vamos a comer..."

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