día, intrigado, el camarero le pregunta:
"¿Por qué siempre pide tres coñacs?"
"Es que bebo por mí y por mis dos amigos".
Sin embargo, otro día, el mismo cliente pide tan sólo dos coñacs. El
camarero, extrañado, le pregunta:
"¿Sólo dos? ¿Se le ha muerto algún amigo?"
"No, es que he dejado de beber".
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