miércoles, 27 de julio de 2011

Anacoretas

Tres ermitaños, a los que casi no les gusta hablar, se encuentran
sentados a la entrada de una cueva; en eso, pasa un caballo a toda
prisa. Un año después, el primero de ellos dice:

"¡Ah, qué bonito caballo bayo!"

Pasa otro año más y el segundo de ellos comenta:

"No era bayo, era retinto".

Dos años después, el último de los anacoretas advierte:

"¡Donde sigan discutiendo, me largo de aquí!"

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