Manolo y Venancio se ganan dos lechones en una rifa y esto les crea un conflicto:
"¿Cómo vamos a diferenciarlos?", pregunta Venancio.
"Simple, tú le cortas el rabo al tuyo y ya".
Hecho lo anterior, meten a los cochinillos en el corral, pero éstos se pelean, y ambos se quedan sin rabo.
"Bueno, córtale un pedazo de oreja al tuyo", sugiere Manolo.
Aquel se la corta y al meterlo al corral, nuevamente se pelean y el par de cerditos se queda sin un pedazo de oreja.
Harto de lo sucedido, Venancio recomienda:
"Mira, para no confundirnos, el tuyo es el blanco y el mío es el negro".
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