Un maricón siempre que iba para su trabajo pasaba por una construcción y los albañiles le empezaban a gritar:
"Adiós maricón, adiós joto..."
Y él les contestaba:
"Adios simples albañiles."
Al otro día pasa otra vez y le vuelven a gritar:
"Adios maricón, adios joto..."
Y el les contesta:
"Adios simples albañiles."
Al otro día iba pasando atrás del maricón una mujer bien buena y los albañiles le empiezan a gritar:
"Adios mamacita, adios buenota, adios preciosura..."
Y el maricón, creyendo que le hablan a él, les contesta:
"¡Adios ingenieros!"
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