En un manicomio, una lámpara de mano llegó a poder de uno de los locos.
El loco comenzó a jugar con ella proyectando la luz hacia el infinito y
le dice a otro que se encontraba al lado:
¿Por qué no subes por la luz para ver hasta dónde llega?
A lo que éste le contesta:
¿Tu crees que estoy loco? ¡Si yo me subiera, tu podrías apagar la luz y
yo me podría caer!
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