martes, 13 de mayo de 2008

Sin cascara


 

En un autobús repleto de viejecitos, en una gira especial a Lourdes para gente de tercera edad, una viejecita le toca el hombro al chofer y le brinda un buen puñado de cacahuetes sin cáscara.

 

El chofer sorprendido le da las gracias y se los come con agrado.

 

Cinco minutos después, la abuelita repite, el chofer vuelve a agradecerle el gesto y se come los cacahuetes.

 

Cinco minutos mas tarde, la anciana viene con otro puñado.

 

El chofer ya no puede comer más y le pregunta:

 

- Dígame abuelita, es muy gentil de su parte atiborrarme de cacahuetes, pero ¿usted no cree que, a lo mejor, sus cuarenta amigos y amigas querrían también unos pocos?

 

- ¡ No se preocupe joven!, no tenemos dientes para masticarlos y sólo chupamos el chocolate que los recubre!¡ No se preocupe joven!, no tenemos dientes para masticarlos y sólo chupamos el chocolate que los recubre!

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