sábado, 31 de mayo de 2008

Prospecto de yerno


 Un muchacho tocó a  la puerta de la casa de su novia. Tuvo el tino  de abrir el  padre de la muchacha

 - ¿Qué desea, joven?- Pues, verá usted, vengo a hablar con usted.

 -Bueno, pues, pase joven, vayamos a la sala y ahí me  cuenta de qué quiere  hablar conmigo. ¿Y bien?

 El joven, todo decisión, respondió:

 - Mire usted, vengo a comunicarle que a su hija y a mí nos gustaría compartir nuestras vidas, nos queremos casar.

El señor sonrió.

 - Pues está muy bien eso de que se casen, pero cuénteme,  muchacho, ¿ya cuenta con un salario digno para poder sustentar a mi hija y los hijos que  vengan?

 El joven, con todo el aplomo de mundo, contestó:

 - Mire, aunque soy ingeniero titulado, no gano mucho.

 Sin embargo, su hija me ha comunicado lo que ganan su distinguida esposa y usted. Por lo cual, confío en tener una pequeña ayuda de ustedes para poder pagar el teléfono, el agua, la luz y el  supermercado.

Un poco sorprendido por la respuesta, el padre, hizo otra pregunta:

 - Bueno, ¿y piensan comprar un departamento o una casa? ¿O prefieren rentar.

 El joven, con mirada inocente, contestó:

 - Si antes le pedí una pequeña ayuda para poder ir viviendo, hemos pensado que, como esta casa es muy grande y pueden vivir perfectamente dos matrimonios, no es necesario comprar o alquilar departamento o casa. Deseamos vivir en esta casa con ustedes.

 El señor, desconcertado por la actitud del muchacho, continuó con el  interrogatorio:

 - Dígame algo, ¿tiene automóvil?

 El joven, sonriendo, respondió:

 - Mire, no tengo coche porque he estado pensando que si usted tiene tres, para

 qué vamos a comprar uno más. Usted nos deja el que les sobra y así no es necesario adquirir otro.

 En ese instante, entró en la sala la madre de la novia, quien, mirando primero al joven y luego a su esposo, preguntó cordialmente:

 - ¿Se puede saber de qué hablan?

El esposo respondió:

 - Querida mía, qué bueno que llegas, quiero presentarte al Señor Gallina, quien pretende ser el futuro marido de nuestra hija.

 El joven, desconcertado y molesto, inquirió:

 - Oiga, ¿por qué me llama Señor Gallina?

A lo que el futuro suegro respondio:

 -Y bueno, grandísimo hijo de puta, ¿cómo demonios queres que te llame si hasta ahora lo único que vas a poner son los huevos?

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