jueves, 15 de noviembre de 2007

El Papa en Mexico



Durante su visita a México el Papa, cansado de  tanto protocolo y alabanza decide romper un rato las reglas. Sube a la limusina, le dice al chofer: 
"Hijo mío... tengo ganas de romper un poco el protocolo... 
¿serías tan gentil de dejarme manejar mientras tu te 
pasas atrás para descansar?" 
Nadie puede negarle algo al Papa ¿verdad? 

Y aquí vamos, con el Papa al volante y el chofer sentado atrás 
en una enorme limusina de vidrios polarizados. 
Un poco distraído, el Papa va por una de las avenidas principales de México, DF, va pasando los semáforos en rojo, con exceso de 
velocidad,volcando tachos de basura y sin darle bola a las señales de tránsito.
Un patrullero lo detiene. 
El Papa baja su ventana, y al verlo el policía se asombra y sin decir nada regresa a su vehículo, 
toma la radio y se produce el siguiente diálogo: 

Patrullero: "Patrulla # 505 a Central, cambio" 
Central: "Si, oficial, qué sucede? cambio" 

Patrullero: "He detenido a un tipo que parece muy influyente y poderoso y no se cómo proceder. Cambio" 
Central: "Pues haga lo habitual, saquele unos mangos. Cambio" 
Patrullero: "No, es que este tipo tiene que ser muy, pero muy influyente y no me quiero meter en problemas, cambio" 
Central: "Que carajo!!, que es un narco o qué? cambio" 
Patrullero: "¡No, flaco, mucho más pesado que cualquier narco! cambio" 
Central: "Ah, qué es del gobierno o qué? cambio" 
Patrullero: "¡No, no esos no son nada comprados a este tipo!" 
Central: " ¿Y quién carajos es?" 
Patrullero: "No sé, pero... se me parece que es> DIOS, cambio..." 
Central: "Compañero: ¡Estás en pedo! como que DIOS, " 
Patrullero: "Imaginate...¡¡¡ trae al PAPA de chofer!!!"

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