martes, 13 de septiembre de 2011

Traviesos

Una pareja tenía dos niños pequeños, de 8 y 10 años de edad, quienes
eran extremadamente traviesos.
Siempre estaban metiéndose en problemas y sus padres sabían que si
alguna travesura ocurría en su pueblo sus hijos estaban seguramente
involucrados.
La mamá de los niños escuchó que el sacerdote del pueblo había tenido
mucho éxito disciplinando niños, así que le pidió que hablara con sus
hijos.
El sacerdote aceptó pero pidió verlos de forma separada, así que la mamá
envió primero al niño más pequeño.
El sacerdote era un hombre enorme con una voz muy profunda, sentó al
niño frente a él y le preguntó gravemente:
¿Dónde está Dios?
El niño se quedó boquiabierto pero no respondió, sólo se quedó sentado
con los ojos pelones.
Así que el sacerdote repitió la pregunta en un tono todavía más grave:
¿Dónde está Dios?
De nuevo el niño no contestó.
Entonces el sacerdote subió de tono su voz, aún más, agitó su dedo
frente a la cara del niño, y gritó:
¿Dónde está Dios?
El niño salió gritando del cuarto, corrió hasta su casa y se escondió en
el closet, golpeando la puerta.
Cuando su hermano lo encontró en el closet le preguntó:
¿Qué pasó?
El hermano pequeño sin aliento le contestó:
¡Ahora si que estamos en graves problemas hermano, han secuestrado a
Dios y creen que nosotros lo tenemos!

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