Cada vez que echaba un trago, miraba por el pico de la botella y se reía.
Curioso, el cantinero se lo mira y le pregunta:
"¿Por qué cada vez que mira por el pico de la botella se caga de risa?"
Con voz pastosa, el beodo responde:
"Cuando miro por la botella puedo verle las nalgas al diablo".
Entonces el cantinero agarra la botella y observa a través del pico.
"¡Yo veo una flor de verga!"
"¡Entonces ya se volteó!"
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