domingo, 17 de febrero de 2008

Escapando


En la Habana, un disidente huía de la policía secreta. Estaba a punto de ser capturado, cuando, súbitamente, tropezó con una monja a la que le pidió que lo escondiera bajo su hábito.

Los agentes del gobierno preguntaron a la religiosa si había visto al gusano y le dieron su descripción. Ella les informo que no lo había visto.

Cuando ya el peligro había pasado, el perseguido salió de debajo del vestido de la monja y se inició el siguiente diálogo:

"Gracias, hermana, por haberme salvado de ser capturado".

"Ha sido con mucho gusto, hijo".

"Tengo que decirle, hermana, que usted tiene unas hermosas piernas. ¿Se dio usted cuenta del besito que le di en las pantorrillas?"

"Claro, hijo".

"¿Sintió usted los besitos que le estampé en las piernas, antes de las rodillas?"

"Sí, hijo".

"¿Notó cuando fui subiendo y le cubrí las piernas de besos, arriba de las rodillas?"

"Sí, hijo".

"¿Qué hubiera sucedido si yo sigo subiendo, y subiendo y llenándola de besos?"

"¡Pues que me hubieras besado los huevos! ¡Yo también soy un fugitivo!"

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